Bienvenidos a El Almacén

Lo que embellece al desierto es que en alguna parte
esconde un pozo de agua.

Antoine de Saint-Exupery (1900-1944) Escritor francés.

martes, 17 de septiembre de 2013

Una biblioteca en una casa

Sara Esther Herrera, Carlos Cotter, Laura Cotter, Pablo Cotter, los nietos Pablo y Carlos Ávalos, son los integrantes de la familia que alberga esta biblioteca.

Hace más de 25 años, en Cutral Có, provincia de Neuquén, Sara Herrera estaba preocupada.
La escuela que el gobierno había prometido en una campaña política no se alzaba más allá de los cimientos. La más cercana estaba como a dos kilómetros y el frío no hacía muy agradable la caminata. Mientras tanto, los chicos estaban sin clases.
Tanto batalló Sara que logró la instalación de dos casillas de chapa que sirvieron de aulas.





 Fue más o menos en esa época que la idea de la biblioteca comenzó a desarrollarse. Fiel a su estilo, Sara consiguió una carretilla y junto a varias amigas salieron a recorrer la zona recolectando libros.

“Por el grosor del polvo en los libros de una biblioteca pública, puede medirse la cultura de un pueblo”. John Ernest Steinbeck.

La familia que Sara formó junto a Carlos, sus hijos y sus nietos, todos imbuídos del espíritu de superación y el amor por los libros y la lectura, aportan lo suyo.
Cuando en 1989 tomaron la decisión de venir a vivir a Balcarce, tuvieron que devolver los libros que habían recibido en las colectas pero el germen de la biblioteca había prendido demasiado fuerte y viajó con ellos los mil kilómetros de ruta.
Laura Cotter comparte con entusiasmo sus vivencias con los libros, los catálogos y los trámites con la CONABIP.




-Tenemos más de 6.000 volúmenes de los cuales muchos están catalogados. La catalogación lleva su tiempo ya que hay que tener una idea del contenido, además de los datos de autor, género, etc. Tratamos de conseguir apoyo en la CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares) pero como la biblioteca funciona en nuestra casa los trámites no son tan simples; además se requiere formar una comisión directiva para gestionar la personería jurídica.



“Ordenar bibliotecas es ejercer de un modo silencioso el arte de la crítica” 
J. L. Borges


El espacio para una biblioteca es crucial porque no sólo los libros deben acomodarse, los lectores deben encontrar un lugar cómodo.

-Estamos tratando de levantar la biblioteca  al lado de nuestra casa -interviene Sara-  la cantidad de libros nos desborda y necesitamos un espacio más amplio para la mejor atención de los usuarios.

Sara transmite la misma pasión que Laura cuando habla de los libros y de la biblioteca y, de a ratos, hablan las dos juntas. Tanto es el cariño y el respeto que profesan hacia lo que están haciendo.

 -La lectura es lo que nos asegura el crecimiento intelectual individual y, por consiguiente, de la sociedad. Una sociedad más lectora va a ser una mejor sociedad. Tenemos que aportar cada uno nuestro granito de arena, no podemos esperar todo del estado.

 




“En Egipto llamaban a las bibliotecas “el tesoro de los remedios del alma”. En efecto, curábase en ellas de la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades y el origen de todas las demás”. Jackes Benigne Bossuet.

La biblioteca Kupay Antú es un emprendimiento de una familia, funciona en la casa de esa familia, pero pertenece a quien la usa. Los libros están en sus estantes para ser usados y curar la más peligrosa de las enfermedades. Por lo tanto, nuestra ayuda nunca está de más.
La dirección de la biblioteca es calle 34 nº 1261 y su teléfono 43-2777. También podemos encontrarla en facebook “Kupay Antu Biblioteca”. La cuota de socio es de $10.- por mes, pueden retirarse 3 libros y renovarlos por 30 días. El material escolar se puede retirar por 3 días. 


Para finalizar transcribo el último párrafo de La Biblioteca de Babel de Jorge Luis Borges:

“Acabo de escribir infinita. No he interpolado ese adjetivo por una costumbre retórica; digo que no es ilógico pensar que el mundo es infinito. Quienes lo juzgan limitado, postulan que en lugares remotos los corredores y escaleras y hexágonos pueden inconcebiblemente cesar, lo cual es absurdo. Quienes la imaginan sin límites, olvidan que los tiene el número posible de libros. Yo me atrevo a insinuar esta solución del antiguo problema: La biblioteca es ilimitada y periódica. Si un eterno viajero la atravesara en cualquier dirección, comprobaría al cabo de los siglos que los mismos volúmenes se repiten en el mismo desorden (que, repetido, sería un orden: el Orden). Mi soledad se alegra con esa elegante esperanza”.
 



entrevista y fotos: C. G. De Gerónimo

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