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Lo que embellece al desierto es que en alguna parte
esconde un pozo de agua.

Antoine de Saint-Exupery (1900-1944) Escritor francés.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

El vaso que nunca se derrama

Los abanderados del capitalismo sostienen el principio del "vaso que se derrama".
Este razonamiento indica que la riqueza generada por los que pueden generarla (grandes empresas y señores de mucho éxito) se acumula en un teórico vaso de tal manera que, cuando llega al borde, ésta se derrama sobre el resto de los mortales. No se sabe con certeza de qué material está hecho el vaso.



Sería interesante la teoría si el vaso representara un "continuum", esto es, un objeto que exhibiera las mismas características a lo largo del tiempo. El vaso no es, en esta teoría, producto de una apreciación objetiva: su definición depende de la percepción que su dueño tiene de él, percepción que se actualiza a cada momento (el dueño del vaso es el mismo que genera la riqueza y el encargado de volcarla). Esto obra en el sentido contrario a lo que su postulación señala, por cuanto el "vaso" de los que generan riqueza es cada vez más grande y, por lo tanto, no se llena nunca. De más está decir que lo que nunca se llena, nunca se derrama.
Pero un ataque de piedad ha permitido que se nombren "fiscalizadores de llenado" que con su presencia legitiman los distintos niveles alcanzados por la riqueza, así como las filtraciones, las goteras y otras pérdidas que ayudan al mantenimiento del nivel o al cambio del tamaño relativo del contenedor.
Algunas lenguas maliciosas afirman que tales "fiscales" son los primeros que se benefician con los derrames "accidentales".
Ellos se defienden argumentando, inteligentemente, que no tienen la culpa de hallarse cerca del chorro en los momentos críticos y les piden a sus representados que sean pacientes ya que la paciencia es una virtud que será recompensada a su debido tiempo.

Además, responden, alguien tiene que hacer el trabajo sucio.
A todo esto, de este lado del vaso seguimos esperando...


 


César G. De Gerónimo
texto publicado en
El Trovador de mayo de 2005

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