Bienvenidos a El Almacén

Lo que embellece al desierto es que en alguna parte
esconde un pozo de agua.

Antoine de Saint-Exupery (1900-1944) Escritor francés.

martes, 23 de septiembre de 2014

José Martí, un poeta sencillo

Cuando José Julián Martí cayó mortalmente herido en Boca de Dos Ríos, en mayo de 1895, seguramente dedicó su último aliento a pensar en su amada Cuba, libre de la dominación española. Él había trabajado activamente en la revolución y fue uno de los primeros en caer.



En el prólogo a “Versos Sencillos”, expresa José Martí:

Mis amigos saben cómo se me salieron estos versos del corazón.  Fue aquel invierno de angustia, en que por la ignorancia, o por fe fanática, o por miedo, o por cortesía, se reunieron en Washington, bajo el águila temible, los pueblos hispanoamericanos.  ¿Cuál de nosotros ha olvidado aquel escudo, el escudo en que el águila de Monterrey y de Chapultepec, el águila de López y de Walker, apretaba en sus garras los pabellones todos de la América?  Y la agonía en que viví, hasta que pude confirmar la cautela y el brío de nuestros pueblos; y el horror y vergüenza en que me tuvo el temor legítimo de que pudiéramos los cubanos, con manos parricidas, ayudar el plan insensato de apartar a Cuba, para bien único de un nuevo amo disimulado, de la patria que la reclama y en ella se completa, de la patria hispanoamericana, —que quitaron las fuerzas mermadas por dolores injustos.  Me echó el médico al monte:  corrían arroyos, y se cerraban las nubes:  escribí versos.  A veces ruge el mar, y revienta la ola, en la noche negra, contra las rocas del castillo ensangrentado:  a veces susurra la abeja, merodeando entre las flores.

¿Por qué se publica esta sencillez, escrita como jugando, y no mis encrespados Versos Libres, mis endecasílabos hirsutos, nacidos de grandes miedos, o de grandes esperanzas, o de indómito amor de libertad, o de amor doloroso a la hermosura, como riachuelo de oro natural, que va entre arenas y aguas turbias y raíces, o como hierro caldeado, que silba y chispea, o como surtidores candentes?  ¿Y mis Versos Cubanos, tan llenos de enojo, que están mejor donde no se les ve?  ¿Y tanto pecado mío escondido, y tanta prueba ingenua y rebelde de literatura?  ¿Ni a qué exhibir ahora, con ocasión de estas flores silvestres, un curso de mi poética, y decir por qué repito un consonante de propósito, o los gradúo y agrupo de modo que vayan por la vista y el oído al sentimiento, o salto por ellos, cuando no pide rimas ni soporta repujos la idea tumultuosa?  Se imprimen estos versos porque el afecto con que los acogieron, en una noche de poesía y amistad, algunas almas buenas, los ha hecho ya públicos.  Y porque amo la sencillez, y creo en la necesidad de poner el sentimiento en formas llanas y sinceras.

José Martí - Nueva York, 1891


Así comienza Versos Sencillos:

Yo soy un Hombre sincero

Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma,
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.

Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
(...)


Martí nace el 28 de febrero de 1853 en La Habana. Ya a los 16 años fue acusado de sedición lo que le valió el destierro a España. Luego de estudiar y graduarse en Derecho y Filosofía y Letras, viajó a México y Guatemala regresando a Cuba luego de la Paz del Zanjón.
También conocida como Pacto de Zanjón es un manuscrito que recoge las bases para poner fin a la Guerra de los Diez Años (1868-1878), suscrito por una parte de los dirigentes políticos y militares cubanos, sin que se garantizara el cumplimiento de ninguno de los dos principales objetivos de la contienda: alcanzar la independencia y eliminar la esclavitud. Por tal razón, constituyó una capitulación. Aceptado por la mayoría de los cubanos en armas, con excepción de unos pocos jefes y oficiales, entre los que sobresalió Antonio Maceo. (fuente EcuRed)

En Versos sencillos XXXVIII dice

¿Del tirano? Del tirano
Di todo, ¡di más!; y clava
Con furia de mano esclava
Sobre su oprobio al tirano.

¿Del error? Pues del error
Di el antro, di las veredas
Oscuras: di cuanto puedas
Del tirano y del error.

¿De mujer? Pues puede ser
Que mueras de su mordida;
Pero no empañes tu vida
Diciendo mal de mujer.


connuestraamerica.blogspot.com



Martí fue un humanista por sobre todas las cosas y se destacó como poeta, prosista, dramaturgo, periodista y, finalmente como un hombre de acción decidido a dar su vida por la de los demás. Con "Versos sencillos" Martí inicia una renovación sin propuestas rupturistas con la tradición pero que preparó el terreno al Modernismo en las letras hispanoamericanas.






En “Versos Libres” anticipa en el prólogo:

Estos son mis versos. Son como son. A nadie los pedí prestados. Mientras no pude encerrar íntegras mis visiones en una forma adecuada a ellas, dejé volar mis visiones: ¡oh, cuánto áureo amigo que ya nunca ha vuelto!
Pero la poesía tiene su honradez, y yo he querido siempre ser honrado. Recortar versos, también sé, pero no quiero. Así como cada hombre trae su fisonomía, cada inspiración trae su lenguaje. Amo las sonoridades difíciles, el verso escultorico, vibrante como la porcelana, volador como un ave, ardiente y arrollador como una lengua de lava. El verso ha de ser como una espada reluciente, que deja a los espectadores la memoria de un guerrero que va camino al cielo, y al envainarla en el Sol, se rompe en alas.
Tajos son éstos de mis propias entrañas —mis guerreros—. Ninguno me ha salido recalentado, artificioso, recompuesto, de la mente; sino como las lágrimas salen de los ojos y la sangre sale a borbotones de la herida.
No zurcí de éste y aquél, sino sajé en mí mismo. Van escritos, no en tinta de academia, sino en mi propia sangre. Lo que aquí doy a ver lo he visto antes (yo lo he visto, yo), y he visto mucho más, que huyó sin darme tiempo a que copiara sus rasgos. De la extrañeza, singularidad, prisa, amontonamiento, arrebato de mis visiones, yo mismo tuve la culpa, que las he hecho surgir ante mí como las copio. De la copia yo soy el responsable. Hallé quebrados los vestidos, y otros no y usé de estos colores. Ya sé que no son usados. Amo las sonoridades difíciles y la sinceridad, aunque pueda parecer brutal.
Todo lo que han de decir, ya lo sé, y me lo tengo contestado. He querido ser leal, y si pequé, no me avergüenzo de haber pecado.



¡Oh Margarita! (Publicado en “Versos Libres” )

Una cita a la sombra de tu oscuro
Portal donde el friecillo nos convida
A apretarnos los dos, de tan estrecho
Modo, que un solo cuerpo los dos sean:
Deja que el aire zumbador resbale,
Cargado de salud, como travieso
Mozo que las corteja, entre las hojas,
Y en el pino
Rumor y majestad mi verso aprenda.
Sólo la noche del amor es digna.
La soledad, la oscuridad convienen.
Ya no se puede amar, ¡oh Margarita!

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