Bienvenidos a El Almacén

Lo que embellece al desierto es que en alguna parte
esconde un pozo de agua.

Antoine de Saint-Exupery (1900-1944) Escritor francés.

lunes, 2 de marzo de 2015

A las aulas, blancas palomitas

Como viene sucediendo desde el fondo de los tiempos, otra vez el tironeo “sindical” por el tema salarial docente y otra vez un comienzo de clases turbulento.  Puse la palabra sindical entre comillas porque creo firmemente, desde hace mucho tiempo, que además de la cuestión de las remuneraciones, en la profesión docente existen otros problemas que ameritarían una protesta hecha y derecha, como es el derecho de la excelencia en la formación docente y el derecho a ejercer dicha profesión. Derechos que parecen no formar parte de la agenda de los “sindicalistas” del gremio.
¿Con qué calidad profesional se están formando los futuros docentes? ¿Qué reciben los alumnos? ¿Qué significa y cuáles van a ser las consecuencias de la “no repitencia”?
¿A qué van nuestros hijos a la Escuela?
Alguna vez compartí un estudio sobre la educación en Finlandia. Allá basan el éxito en la excelente formación docente. Lo consideran una cuestión de estado.
¿Es la educación formal responsabilidad del Estado únicamente?
Por supuesto que no. Lo que un Estado haga va a ser reflejo de la idiosincrasia de la sociedad por la que fue formado y mucho me temo que nuestra sociedad viene denigrando la importancia de la educación desde hace rato. Por cuestiones meramente especulativas o de desconocimiento, los responsables del área a nivel provincial y nacional han venido experimentando con nuestros hijos demasiado tiempo y hoy vemos el resultado: alumnos que no  aprenden, que no pueden ser exigidos, que no pueden repetir, etc. Del otro lado, docentes que no pueden desarrollar la profesión que tanto aman y docentes que poco les importa el resultado. Por encima de ellos, directivos, inspectores y responsables políticos que “juegan a los dados” con la educación (parafraseando a Einstein).
No necesito decirles a qué futuro nos lleva esto.
Nos vienen diciendo (y están en lo cierto) que el país necesita de más ingenieros antes que abogados. Per ¿de dónde los vamos a sacar si no podemos preparar a esos futuros ingenieros?
Por ahora dependemos de lavoluntad y la natural predisposición a  a p r e n d e r  d e  e s o s  f u t u r o s profesionales.
Ahora imagínese qué cantidad de futuros médicos (por decir una profesión) están cursando una escuela que NO los exige y que mediadamente preparados pueden pasar los filtros de la facultad.
“Lo que natura non da, Salamanca non presta”, reza un viejo adagio o sea, lo que la naturaleza no provee, la Universidad tampoco.
Como muchas cosas que ocurren o dejan de ocurrir, el futuro está únicamente en nuestras manos. Esto va a cambiar cuando la importancia de la educación se haga carne en el pueblo.


César G. De Gerónimo

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