"Que la tierra se vaya haciendo camino ante tus pasos.
Que el viento sople siempre a tus espaldas.
Que el sol brille cálido sobre tu rostro.
Que la lluvia caiga suavemente sobre tus campos y, hasta que volvamos a encontrarnos, que Dios te lleve en la palma de su mano."
No importa el origen, cualquier deseo de buenaventura siempre es bien recibido.
A lo largo de los años se aprende, si nos damos la oportunidad, a que el tiempo es la gran zaranda que va acomodando las cosas importantes en su lugar.
Cuando nos encontramos con la gente que queremos es bueno retener esos momentos ya que son irrepetibles: una conversación, un mate o un asado. Siempre nos vamos a encontrar con alguien diferente ya que ese amigo, hija, hermano o prima habrá aprendido o vivido algo desde la última vez que nos vimos.
Por otra parte, todos los días de nuestras vidas nacemos a un nuevo año tratando de aplicar las enseñanzas del anterior.
Dentro de las cosas que he aprendido y tomado como lema de vida es que mientras esté parado y respirando hay mucha vida ganada; lo demás viene por añadidura.
Tal vez, si de algo sirven los buenos deseos y cambios de número, este 2015 aprovechemos todas las oportunidades de aprendizaje que la vida nos presenta a cada minuto. No esperemos ni El o La salvadora, ni el golpe de suerte. Digámosle “buen día” a un completo desconocido; aunque sea dediquémosle una sonrisa. Apretemos bien la mano y demos un fuerte abrazo. Pongámonos en el lugar del otro, en sus sufrimientos y sus alegrías. ¿Se imaginan un comienzo con buenas prácticas? Es un comienzo, pero alentador.
Y por trillado que parezca, seamos los protagonistas de nuestra vida.
C.G.D.G
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