Esta frase de Marco Aurelio Antonino Augusto, (co-emperador del Imperio romano desde el año 161 hasta el año de su muerte en 180) tiene una vigencia abrumadora.
El significado de “Panem et Circences” no es otro que el popular “pan y circo” y fue acuñado por el poeta Juvenal (60 DC-128DC) autor de 16 “Sátiras”.
Decimo Junio Juvenal |
La frase se origina la Sátira X y en su contexto, la frase panis et circenses («pan y juegos del circo») es dada como la última atención del pueblo romano, quien había olvidado su derecho de nacimiento a involucrarse en la política. Juvenal muestra su desprecio por la decadencia de sus contemporáneos romanos. Los políticos romanos visualizaron un plan en 140 a. C. para ganar los votos de los pobres: al regalar comida barata y entretenimiento, los políticos decidieron que esta política de «pan y circo» sería la forma más efectiva de subir al poder.
Dos milenios más tarde, miles de avances tecnológicos de por medio y tantos otros genios del arte y del pensamiento, la humanidad todavía no ha podido reconciliarse con lo que, en teoría y apariencia, debería servir para “resolver sus problemas de convivencia”.
Asistimos a diario a la concreción del pensamiento tanto de Juvenal como de Marco Aurelio. La gente del común se aparta de la política sin evaluar que el lugar que deja es ocupado por quien, tarde o temprano, será el proveedor de ese “pan y circo” y justificará la propia decisión de alejarse.
Un círculo vicioso.
El pan y circo bastardea hasta la causa más noble o urgente.
Delincuentes que cobran por aparecer en televisión van limando de a poco el rechazo natural que cualquier persona debería tener en contra del delito.
Supuestos periodistas que actúan de panelistas para opinar en un sentido o en otro (de acuerdo a lo que más rating provea) sin ningún tipo de convicción (más allá del cheque de fin de mes) deterioran la confianza natural que debería tenerse en una profesión como el periodismo.
Nadie le cree a nadie.
Pero seguimos jugando como si...
Si repasamos las últimas décadas, analizamos aunque sea por arriba los antecedentes de los políticos más exitosos (y, por antonomasia, de los menos exitosos) y sumamos las consecuencias de sus acciones podemos hacernos un cuadro de situación sobre la importancia que ha tenido para nuestra sociedad la fórmula “pan y circo”.
Mientras el bolsillo anda más o menos bien, el político seguirá vigente sin importar cuestionamientos morales sobre su conducta (incluso esos cuestionamientos serán desacreditados de plano por sus seguidores).
Tal vez llegue el día en que la sociedad, harta de todo hartazgo, promueva un cambio en el sentido inverso y el pan y circo sea desterrado.
Acaso, la reflexión de Marco Aurelio expresada hace tanto tiempo, le da una legitimidad histórica que no vamos a poder revertir.
En cualquier caso y tratando de velar por nuestra integridad mental, deberíamos acostumbrarnos.
C. De Gerónimo
No hay comentarios:
Publicar un comentario